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El mal tiempo y la tormenta que me cogió no me dejaban ver nada de la ruta en lo absoluto, me detuve a esperar a que el tiempo mejorase y a cada cierto tiempo preguntaba a Jami que encendiera su frontal para poder guiarme hasta el campo morena.
La verdad que nunca vi nada y por no asustar a Jami le dije que todo estaba bien y que no había problemas, pero la realidad siempre fue otra.
Anduve perdido, tratando de encontrar la huella que hice durante la ascensión, pero nunca le encontré.
Después de unas horas de andar perdido y de estar esperando dentro de una grieta el tiempo empezó a mejorar. Pude ver donde me encontraba y traté de salir de ese labirinto de grietas. Logré llegar al final del glaciar, deshidratado y aún con toda la adrenalina al tope llegué al campamento morena.
Me encontré con Jami quien me había preparado comida para mi llegada, pero lo único que yo necesité fue agua con azúcar y hablar con Jami de lo que paso porque nunca me sentí tan solo como en aquella expedición. Quise solamente descansar.
Quizás no logré hacer las tres cumbres, pero lo importante es luchar por nuestros sueños.
Texto y fotos:
Víctor Hugo Rimac Trejo.
Guía Oficial de Montaña AGMP - UIAGM
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Foto superior: Víctor durante su recorrido de aproximación al plato inter Huandoys. |
Tres horas y medias después, por fin llegue a la cumbre Norte (6.395m), feliz pero con mucho miedo porque el mal tiempo estaba sobre mí.
No pude ver nada, estuve dentro las nubes, con nieve hasta las rodillas. En este momento me di cuenta que si no bajaba inmediatamente quedaría atrapado en aquella tormenta. Empecé a correr hacia el canal mixto por donde arribe al plato, hice unos rapeles más para bajar todo el canal hasta llegar a la primera plataforma del glaciar.
Siendo honesto, la última parte del canal ya no se veía, destrepé por instinto hasta estar seguro. Me sentí más solo que nunca y con ganas de salir de esta montaña.
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