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Como muchos, por razones de salud y principalmente de peso, comencé a correr. Ponerme un par de zapatillas, un short y un polo se hacían la forma más fácil de cumplir con el ejercicio que necesitaba. Primero fueron 10k, unos meses después media maratón y un par de años más tarde 42k, la maratón completa!.
Ya estaba enganchado; pero no por las pistas, sino más bien por la ausencia de ellas, acababa de realizar mi primera competencia de trail running en el Desafío Huarochirí de 2010, en San Bartolomé. A decir verdad, no fue una experiencia placentera; me costó mucho completar los 15k. Nunca había corrido en cuestas, ni subiendo ni bajando, y aunque ese día que me limité a caminarlas, el esfuerzo igual fue brutal. Al final, me dolía todo. Tenía raspones en piernas y brazos; varios moretones; dos uñas menos en los dedos del pie; y la garganta destruida por respirar tierra!.
Sin embargo, hubo algo más, que en ese momento solo intuía pero que bastó para regresar. Empecé a explorar los pocos cerros de Lima, a ir a los de Pachacamac, y fui entendiendo por qué me atrajo tanto este deporte. Las condiciones difíciles del trail running -el dolor, las molestias y las incomodidades físicas que implica correr por los cerros- nos van despojando de todas nuestras pertenencias y pretensiones, de nuestra gran auto valoración y de nuestra auto indulgencia, y nos lleva hacia lugares donde solo dependemos de nuestras habilidades y capacidades forjadas en los entrenamiento
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Foto superior: corriendo en los cerros de Las Viñas, La Molina. |
“Cuesta mucho seguir subiendo; hace rato que no corro, pero igual es muy difícil; las piernas me duelen y el ácido láctico me quema; respirar cuesta tanto; sin embargo, escucho que el resto se acerca; debo seguir y rápido!
Ni siquiera puedo ver el paisaje, a las justas miro dónde pongo el pie para no resbalar; por qué no me quedé en casa! Qué hago en medio de montañas, respirando un aire helado que igual quema los pulmones; lucho contra las ganas de parar, echarme y cerrar los ojos; solo dependo de mi voluntad, de mi decisión.
Acá no hay rivales; es una competencia contra mí mismo, es la forma más dura de averiguar hasta dónde puedo llegar (para mí, la única); esto es una carrera de montaña; esto es trail running!”
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Es un viaje interno, en y hacia uno mismo.
El trail running no es solo una competencia que se realiza fuera del asfalto, sea en montaña, selva o desierto. Su práctica exige un estilo de vida que nos aleja poco a poco de nuestras habituales zonas de confort, a cambio de la oportunidad de probarnos, de enfrentar temores, de superarnos y de empujar nuestros propios límites; es un tour, sin retorno, hacia uno mismo.
Y también es más que eso. Sobran razones para practicarlo, que no hacen sino engrandecer la experiencia misma. Hay pocas maneras de vivir la naturaleza más cercanamente que corriendo en ella; descubrir paisajes realmente hermosos en plena Ciudad de Lima ha sido una de las principales recompensas que he tenido. Y fuera de Lima, el trail running nos puede llevar a lugares que de otra forma no conoceríamos y también puede ser un instrumento para promocionar hermosos paisajes del interior del país.
También promueve lazos de comunidad; podemos conocer extraordinarias personas y tener la oportunidad de compartir valores y experiencias con ellos. La naturaleza siempre se encarga de dar grandes lecciones de humildad (sino, traten de correr cerro arriba!), compañerismo y solidaridad; asumir riesgos entre amigos no hace sino fortalecer la amistad con gran confianza! Y ni qué decir los bienestar físico y mental; aprendemos a sobreponernos rápidamen- te a los dolores e incomodidades y el entre
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Una modalidad deportiva en montaña que va en crecimiento en el Perú, sobre todo en Lima, donde ya es frecuente ver gente corriendo los cerros. |
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namiento constante es una de las mejores recetas preventivas para mantener la buena salud del cuerpo y la cabeza.
El trail running en el Perú
Hasta dónde sé, los inicios del trail running se remontan a Cusco y Ayacucho en los 90. En Cusco se organizó una competencia por el Camino Inca y en Ayacucho un grupo de italianos quiso llamar la atención sobre el bosque de puyas de Vischongo en donde organizó una competencia que sigue hasta hoy (www.vischongoskyrace.com).
Luego aparece el Desafío Huarochirí (www.desafíohuarochiri.com), que viene celebrándose por 5 años consecutivos, ofreciendo tremendos ascensos y descensos en los terrenos más técnicos de la sierra limeña.
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